Lejos de la sociedad de consumo, a mil leguas de la abundancia de juguetes, los niños malgaches tienen la oportunidad de jugar con todo, e incluso con casi “cualquier cosa”.
Unos guijarros, 2 mínimos, la conversación entre los personajes (guijarros) puede comenzar.
El diálogo se realiza golpeando un guijarro con otro y viceversa.
Y así vamos por horas de cuentos melodramáticos, trágicos, amorosos, cómicos, etc. El único límite es la imaginación del niño.
A menudo, los temas abordados son los problemas que el niño encuentra dentro de su hogar y/o su entorno (pueblo, barrio, escuela, incluso su región o su país).
Es el "Tantara vato", traducir, escena, historia, y como personaje, guijarros.
Se puede jugar solo, en parejas o en grupos. Son principalmente las chicas jóvenes las que lo practican.
— en Andranomanelatra Antsirabe.
Foto de Rakotondrasoa Nintsy Dino.
Una última observación que no es menor es que estos pequeños juegos no debían hacerse a la vista y con el conocimiento de todos, las madres no dejaban salir a las niñas al patio de las otras casas por temor a que los pequeños secretos de la casa quedará expuesta. De hecho, todo lo que sucede en la casa es transcrito verbalmente y con gestos por los directores. Lo cual es lamentable, como todas las culturas del mundo, la historia de “Una historia de piedra” está en declive, nuestras pequeñas manos ahora están ocupadas tocando la pantalla de un teléfono para perpetuar esta riqueza de nuestra herencia.

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