Un juego al que solían jugar los niños, especialmente cuando llegaban las fiestas importantes, como el Día de la Independencia. Hicieron sus propias comidas fuera del pueblo o en un patio de recreo o casi donde quisieran y usaron copias en miniatura de los utensilios de los adultos. Hoy en día, esta cultura casi ha desaparecido de la cotidianidad cultural de los niños debido al resurgimiento de juegos más “modernos”.”, esta disminución también se puede interpretar por la falta de medios de los padres para comprar los ingredientes útiles para la preparación culinaria de estos pequeños.
El objetivo de este juego era aprender a hacer como los grandes, a ser independiente y sobre todo a hacer lo que uno quiera. Puedes cocinar y preparar la comida que quieras. Recuerdo aquellos días felices en que le pedíamos a la madre que queríamos esto o aquello para la "tsikonina" y llegado el día, ella nos había preparado todos los ingredientes o sino el colmo de esta independencia era que hacíamos la compra nosotros mismos. Fuimos al carnicero a buscar unos cientos de gramos de carne. Después fuimos al jardinero del mercado por unos cuantos metros de verduras o guisantes y eso fue todo.
Aún teníamos que cocinar todo esto, respetando escrupulosamente el procedimiento de preparación. Era absolutamente necesario hacer como mamá. Y que placer poder compartir nuestra comida con los padres. Solo una cucharada por persona. ¡Ay! los buenos tiempos.

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