Los baobabs de Madagascar
Árboles imponentes y poéticos, los baobabs avivan leyendas. La vista de este majestuoso árbol alimenta instantáneamente la imaginación y la curiosidad de todos.
Según una leyenda local, el “Zanahary” encontró a los baobabs demasiado orgullosos y, para castigarlos, los replantó boca abajo. Sin embargo, Madagascar fue favorecida por los dioses porque es la gran isla que alberga el mayor número de especies. De las 8 especies existentes, 6 son endémicas. Además, es el único lugar del mundo donde se pueden ver bosques de baobabs.
Baobab, árbol botella… Etimológicamente su nombre proviene de la palabra árabe “BU HIBAB” que significa “fruto con abundantes semillas”. En la lengua local se les llama Zà, Zabe, Zamena, Zahamena, Ringy, Hazobetroka, Betroka, Renala o incluso Reniala en referencia a su copa muy restringida y a la forma cilíndrica del tronco.
El interior esponjoso tiene una corteza gruesa y rojiza y un espacio fibroso que contiene una cantidad impresionante de agua. El Baobab puede alcanzar una altura de 6 a 30 metros según la especie. Las hojas sólo están presentes durante 3 a meses del año, en la temporada de lluvias y seguidas de un período de floración. Estas flores dan luego bayas grandes que tienen forma redonda u ovoide. Los frutos tienen un diámetro de aproximadamente 10 cm.
Es un árbol en crecimiento eterno que puede vivir más de dos mil años. La Adansonia digitata, originaria de África, ofrece un follaje bastante grande como la Adansonia gibbosa de Australia, una especie pequeña que rara vez alcanza los diez metros. Los otros seis, endémicos de Madagascar, son: Adansonia madagascariensis, Adansonia Zà, Adansonia grandidieri (que es el más común en Madagascar) considerado el más admirable de todos los árboles botella, Adansonia suarenzensis y Adansonia perrieri (en peligro de extinción, aislado en un pequeño territorio en el norte del país); y finalmente la Adansonia rubrostipa (fony), la especie más pequeña, con una altura máxima de cuatro a cinco metros.
Los baobabs están en peligro debido a la intensa deforestación que está experimentando la gran isla. La tala de tierras y, por supuesto, los incendios forestales también son amenazas. Desde el punto de vista ecológico, recolectar los frutos y semillas del árbol impide su multiplicación. Además, los animales polinizadores como los lémures y los murciélagos también son cada vez más escasos. La conservación ex situ sigue siendo un activo importante para la supervivencia de estos árboles tan emblemáticos de la gran isla.

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