¡Y SI TE LLEVAMOS AL CORAZÓN DE LA ISLA!
Madagascar Es una isla auténtica, magnífica y extraordinaria. Se distingue ante todo por la belleza y riqueza de su fauna y flora, su diversidad en cuanto a paisajes y población. Pero su mayor riqueza reside en la valorización de su lado humano y del ambiente local que de él se deriva.
Ven, te llevaremos a descubrir estas cálidas acogidas, estas sonrisas afectuosas.
Le llevaremos a descubrir nuestro ambiente local: el color y la vivacidad de los mercados y lugares públicos. Pero también ir al encuentro de comunidades en pueblos remotos y compartir con ellas su vida cotidiana, con esta sencillez para que vivan en sobriedad, en armonía con lo que existe, pero siempre con una sonrisa.
Iremos a degustar diversos platos, diversos productos y curiosidades culinarias: como “mofo gasy, ramanonaka, mofo baolina, menakely, mofo katsaka, mofo mangahazo, mofo ravina…” (varios donuts), koba ravina (dulce elaborado a base de plátano). , maní y harina de arroz), varían amin'anana (arroz glutinoso cocinado con bredes). Maskita (pequeñas brochetas de carne y joroba de cebú), pepinillos bien avinagrados y bien salados, ankisy (caca a la parrilla), romazava, ravitoto, etc. Hay muchísimos y cada región tiene su especialidad. ¡Así que habrá mucho para disfrutar!
También caminaremos por los coloridos y animados mercados, deambulando por pequeñas callejuelas, entre carnicerías y pequeñas tiendas de alimentación que venden todo un mix de productos: desde neumáticos para bicicletas hasta aceite de cocina. Caminaremos entre los comerciantes sentados en el suelo para exponer y vender sus verduras recién traídas desde el campo, o entre los mercadillos que exponen toda una retahíla de “finales de cosas”.
Iremos a conocer gente, hombres, mujeres, niños. Jóvenes o mayores, todos tendrán cosas que contarnos y compartir.
Veremos a los niños jugando con neumáticos gastados y dos palos, coches “indestructibles” hechos a mano con lo que encuentran (latas, plásticos, ladrillos, madera, cápsulas, etc.). Las líneas en la tierra roja serán suficientes para crear su ciudad, su camino.
Veremos su patio de recreo: en los árboles, al aire libre, en el agua o junto a los arroyos. Todo es una llamada a jugar: los troncos de los árboles que serán sus naves espaciales con todos los controles inimaginables, como una rama que servirá como botón para escupir fuego, otra que activará una pantalla protectora, una rama que servirá como arma. defensa, otro para radar….
Charlaremos con los mayores para verlos revivir sus experiencias, sus luchas, sus fracasos y sus éxitos. Sus historias, que seguirán contando a sus descendientes. Pero sobre todo, su aprendizaje, su sabiduría y sus consejos.
Compartiremos el día a día del papá, el hermano, el tío, el primo, trabajando la tierra para la supervivencia de toda la gran familia. De la madre, la hermana, la tía que hacen todo lo posible para tener un hogar aceptable, un niño en brazos, otro en la espalda, una canasta en la cabeza y un balde de agua en una mano, mientras esperan la yuca cosechada. el día anterior para cocinar, lo que servirá como almuerzo para la familia.
Conoceremos a diversos artesanos locales, diversos productos artesanales y diversos proyectos de trabajo de todo tipo (ladrillero, cultivador, agricultor, etc.). Apreciaremos su conocimiento, su entusiasmo y su dedicación para encontrar la fuerza para realizar su trabajo.
Y más allá de todo eso... Siempre estará esa sonrisa de bienvenida allá donde vayamos, esta sencillez, esta sensación de haber experimentado y descubierto aspectos de la vida que quizás no conocíamos y no habíamos podido disfrutar. Y luego, esta belleza natural de la isla, esta diversidad en términos de paisajes, regiones, personajes. La autenticidad de los lugares de las reservas y parques nacionales que no dejarán de sorprenderle. Los impresionantes paisajes, las playas paradisíacas y las aguas turquesas…
¡VIAJA CON NOSOTROS!
“POR CADA VIAJE, APORTAMOS 5 EUROS A NUESTROS PROYECTOS DE APOYO SOCIAL EN MADAGASCAR”

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